A partir del siglo XVIII Italia y Grecia se convirtieron en lugares de culto y peregrinación obligada de los aristócratas jóvenes, cuya educación se consideraba incompleta hasta visitar la cuna de la cultura occidental para contemplar in situ algunos de sus mayores logros.
Varios libros de nuestro catálogo nos acercan a esos mundos, como Peregrinos de la belleza, de María Belmonte, El violín de Lev, de Helena Attlee, El laberinto junto al mar, de Zbigniew Herbert, o Mani, de Patrick Leigh Fermor.