Sławomir Mrożek
El pequeño verano
Traducción de Joanna Albin
El señor, un campesino y el párroco de un pueblo de la Polonia de postguerra. Conflictos, contradicciones y paradojas. Carcajadas y lágrimas. La genial sátira de Mrożek.
Colección: Narrativa del Acantilado, 68
Autor: Sławomir Mrożek
Traductor: Joanna Albin
ISBN: 978-84-96136-64-9
Edición: 1ª
Encuadernación: Rústica cosida
Formato: 13 x 21 cm
Páginas: 304
El señor, un campesino y el párroco de un pueblo de la Polonia de postguerra. Conflictos, contradicciones y paradojas. Carcajadas y lágrimas. La genial sátira de Mrożek.
Comentarios de la prensa
«La rivalidad entre los dos pueblos vecinos y las relaciones conflictivas entre los habitantes sirven al escritor polaco Sławomir Mrożek el ámbito propicio para poner en juego su habilidad para el sarcasmo, la sátira y el humor salvaje y negro».
Ponç Puigdevall
«Algunos de mis amigos sabían recitar de carrerilla largos fragmentos de los relatos de Mrożek. La literatura anárquica y escarnecedora ayudaba a conservar el equilibrio anímico y socavaba el árbol de la jerarquía totalitaria».
Adam Zagajewski
«Mrożek es un humorista que habla muy en serio, un escritor satírico que se burla del mundo con la intención de mejorarlo, es un surrealista que se enfrenta a la realidad deformándola para que reparemos en su verdadera naturaleza, es un hombre de lo absurdo que señala las contradicciones para provocar a la razón».
Marcel Reich-Ranicki
«Ningún otro escritor polaco, a excepción de Stanislaw Lem, ha conseguido convertirse sin discusión en un clásico en vida».
Neue Zürcher Zeitung
«Lectura obligada para quienes no siguen las listas de éxitos».
Gregorio Morán, La Vanguardia
«Sławomir Mrożek es hoy el autor polaco con más proyección internacional».
Mercedes Monmany, ABC
«Disfrutemos de la acidez, el humor desternillante y muy incorrecto y el dinamismo de la prosa de este autor con sus ficciones surrealistas, absurdas y memorables».
Juan Bonilla, El Mundo
«Tienen los relatos de Mrożek la irreverencia y el desparpajo de quien tiene cosas que contar y no se anda por las ramas».
José Andrés Rojo, El País