Émile Zola, Paul Cézanne

Cartas cruzadas

(1858-1887)

Traducción de Caridad Martínez y Núria Petit

Paul Cézanne y Émile Zola iniciaron en la infancia una amistad que enlazaría sus destinos de por vida: no sólo compartían origen geográfico, medio social y educativo, e intereses intelectuales, sino también una profunda complicidad. Pese a la distinta suerte artística de cada uno—Zola alcanzó pronto reconocimiento y éxito, mientras que Cézanne, aislado, apenas expuso su obra hasta el final de su vida, gracias a Ambroise Vollard—, mantuvieron un fructífero diálogo durante treinta años, incluso después de la publicación de La obra en 1886, en la que supuestamente Zola retrataba a su amigo pintor de un modo poco favorable. Estas cartas muestran bajo una nueva luz la riqueza de una amistad tan compleja como genuina, y la singular sensibilidad de dos artistas que tuvieron el privilegio de conocerse y lo celebraron sincerándose sobre sus preocupaciones más íntimas, artísticas y personales, a menudo indistinguibles para ambos.

Comentarios de la prensa

«Mitterand sale al paso de las manipulaciones y malentendidos que durante décadas han deformado la naturaleza de la relación entre Zola y Cézanne. Cartas cruzadas expone a nuevas luces la obra y la personalidad de dos figuras de extraordinario relieve».
Ignacio Echevarría, El Cultural

«Las cartas nos ayudan a saber cómo fue esa amistad, los intereses en común, las afinidades electivas […]. Se ha especulado mucho sobre cómo acabó todo. No hubo, pese a que es algo que se ha repetido con cierta reiteración, “malas caras” o “heridas”».
Víctor Fernández, La Razón

«Un retrato excepcional de la amistad entre dos genios creadores».
Claude Grimal, En attendant nadeau

Afinidades electivas

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