A lo largo de los siglos, en todas las culturas, desde Babilonia, Grecia, Persia, China o Japón, los seres humanos han creado monumentos de verdor y acequias labradas en piedra para evocar un mítico lugar ideal, frondoso, donde siempre es primavera.
Tal vez el paraíso jamás haya desaparecido de la Tierra y tan sólo debamos aprender a verlo.
Algunos libros nos acercan a esa experiencia, como El murmullo del agua, de María Belmonte, El país donde florece el limonero, de Helena Attlee, Perdido en el paraíso, de Umberto Pasti, o Pequeños paraísos, de Mario Satz.