20/11/2009

‘Manuscrito encontrado en Zaragoza’ (Versión de 1810), de Jan Potocki, por primera vez en español

Acantilado presenta por primera vez en español Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki, en su versión de 1810, una reescritura de la novela a la que el conde polaco dedicó los últimos 20 años de su vida.

En 2002, Dominique Triaire y François Rosset, dos investigadores de las Universidades de Montpellier y Lausana respectivamente, lanzados sobre la pista de Potocki y su magna obra, descubrieron seis manuscritos mal catalogados en los archivos de Poznan (Polonia). El estudio minucioso de estos documentos (fechas de fabricación del papel inscritas en las filigranas, grafías de los copistas, forma y lógica de las correcciones autógrafas) les permitió establecer un hecho increíble: no existía una sola versión, sino dos versiones de Manuscrito encontrado en Zaragoza. Una primera, de 1804, que es la que hasta este momento se ha utilizado en todas las ediciones aparecidas, que es la que naturalmente se usó para todas las traducciones en lengua española hasta el día de hoy, y otra de 1810, que es la que presentamos ahora al lector por primera vez en español y que representa la versión más terminada y completa de esta obra cumbre de la literatura fantástica europea.

En efecto, la edición de 1810 es una obra más amplia, más rica y más sugestiva aún de lo que pudo serlo el texto conocido hasta ahora. No supone esta nueva edición el fruto del perfeccionamiento y del acabado de una obra abandonada, sino la reescritura por su autor de una obra que sufre un cambio radical. Y es que llegó un momento en que Potocki se dio cuenta de que en la redacción de la versión de 1804 todo se mezclaba. De ahí que, en 1810, volviera a redactar todo el libro desde el principio.

El resultado es un texto organizado, medido, sometido al principio de un orden en el que los grandes ciclos narrativos ya no se mezclan, sino que se suceden; el discurso es aquí más prudente, las energías no brotan todas al mismo tiempo y en todas direcciones, sino que están concentradas y son capaces entonces de empujar a tal personaje hasta los límites de su propio discurso.

Los ciclos se organizan de forma sucesiva y se introducen abundantísimas correcciones. Todos estos cambios son producto del período sumamente oscuro por el que pasaba la vida de Potocki por aquel entonces, pero que paradójicamente también fue de los más fructíferos. Abandonado, confinado en su vasta provincia de Podolia tras haber pasado toda su vida corriendo mundo, corroído por una inclinación melancólica fuertemente agravada por sus desengaños privados, así como por el espectáculo del gran desbarajuste napoleónico que puede observar a distancia, comprobando que la Europa que se avecinaba le era cada vez más extraña, Potocki tenía la disposición psicológica propicia para envolver su chispeante novela de 1804 en un velo de gravedad.

En la versión de 1810 se ven traslucir las lecturas que absorben a Potocki en esos años: la Biblia, Court de Gébelin, De Luc, Lavater, Laplace, Cuvier, Condorcet,  y Madame de Staël entre otros. En esta nueva versión que hoy presentamos al público hispano, Potocki embarca a su personaje por un camino a la vez ecléctico e inspirado, en el que las influencias parecen provenir más bien de los naturalistas ginebrinos, de El genio del Cristianismo, y de esa corriente que, de François Vernes a Pierre Simon Ballanche, pasando por Cousin de Grainville, Mosneron de Launay y varios autores de vodevil, vuelve, en literatura, sobre la cuestión del origen del mundo en unos términos muy diferentes de los que caracterizan el discurso de Voltaire y de sus contemporáneos. No es, pues, únicamente la disposición psicológica de Potocki la que ha cambiado, sino todo un tono de época que parece irradiar desde la profunda Podolia.

Las diferentes ediciones de la novela

En 1847 se dispuso de una primera edición de la novela como conjunto completo. Se trata de una traducción polaca del original francés realizada por Edmund Chojecki. Jan Potocki no dejó una versión única y definitiva de su novela, por lo que Chojecki mezcló las dos versiones aportando a la versión inacabada de 1804 el desarrollo y el desenlace de la de 1810. Se vio obligado, ante los fragmentos que no era posible ajustar mediante simple yuxtaposición, a crear suturas, resolver elementos de intrigas que habían quedado en suspenso, inventar secuencias indispensables para dar una unidad al conjunto que había creado. Chojecki fabricó una novela que Potocki no habría querido precisamente terminar de esa forma; o, dicho de otro modo, el texto que se lee desde 1847 no es la novela de Potocki.

Sin embargo, fue gracias a él que el Manuscrito encontrado en Zaragoza pertenece desde entonces al patrimonio de nuestros clásicos. Fue su lectura la que provocó el entusiasmo de generaciones de lectores, totalmente dispuestos a elevar esta novela al rango de libro de culto.

En 1958 Roger Callois editó una versión fragmentaria en Gallimard, a partir de las pruebas de imprenta de París y de San Petersburgo de 1805, lo que le valió a la novela la clasificación de precursora de lo fantástico, cosa que, al cabo, no es más que una categorización reductora. El libro se convirtió en un éxito inmediato.

A lo largo de los años se han ido sucediendo las ediciones, siempre basadas en el texto de Caillois. No fue hasta 1989 que la editorial José Corti publicó la primera edición francesa completa de la novela. Como las fuentes manuscritas habían sido dispersadas y no se disponía de los documentos que permitieran reconstruir la versión original de la que la traducción de Chojecki habría sido el exacto reflejo, no se ha dejado de pensar que, para editar la novela en su forma original, había que ir en busca de los manuscritos que correspondían al texto polaco o, si esta búsqueda resultaba infructuosa, reconstruir entonces las partes originales que faltaban, retraduciéndolas a partir del texto polaco. Dominique Triaire y François Rosset fueron a la caza de los originales, y en 2006 presentaron, en la Editorial Peeters, el resultado de su trabajo. Desde entonces, este Manuscrito ha sido editado en su lengua original como una versión distinta de la conocida, con la misma (si no superior) fascinación y fervor lectores.

Manuscrito encontrado en Zaragoza es el compendio de la vida y trabajos de Jan Potocki, literato, erudito, místico, viajero, científico y político nacido en 1761 en Polonia y uno de los personajes más fascinantes de la Europa de la Ilustración. Si en su ritmo majestuoso y la riqueza de su realismo inaugura la gran novela del siglo XIX, su audacia formal y su experimentación con distintos registros y niveles de ficción anticipa la literatura del siglo XX. Esta nueva versión de la novela, que ahora edita Acantilado, aporta una nueva visión a uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Una presentación de Marc Fumaroli y los epílogos de Dominique Triaire y François Rosset sobre el texto y la vida de Potocki completan para el lector español este acontecimiento literario.

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